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sábado, 10 de julio de 2010

Entrevista sobre PALABRAS PARA EL BIENESTAR


Coincidiendo con la entrada número 200 de mi blog Silencio Activo, publiqué esta entrevista que me realizó la Revista Psicología práctica, en este número de julio (124).
Éste es el sumario de este número y ésta la pantalla de apertura de la versión digital Psicología Práctica.
"NUNCA ES TARDE PARA LOGRAR TUS SUEÑOS"
Esta lectora de Psicología Práctica halló en ella un artículo que la impulsó hacia su sueño de ser escritora. Hoy nos anima a iniciar el viaje hacia nuestro ser interior.
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Lograr la confianza en uno mismo y desarrollar la creatividad puede parecernos, en principio, costoso, de tan arraigada como tenemos la creencia de “no ser capaces”. Sin embargo, la valentía de mirarnos interiormente y transformar lo que nos impide avanzar nos devuelve el precioso regalo de ver cumplidas nuestras expectativas.
¿Cómo empezó su viaje?
Estaba inmersa en un proceso de transformación personal muy gratificante, después de unos años de cierto desasosiego, que me conducía a encontrarme o, mejor dicho, a atraer circunstancias que no contribuían a mi armonía. Había superado todo aquello, gracias a diversas lecturas y conversaciones con personas que me ayudaron mucho, como indico en el libro. Por entonces, a través de esta misma revista, conocí el libro Persigue tus sueños, de Antoine Fillisiadis, publicado por Ediciones Obelisco, cuyo mensaje me impulsó a concretar la redacción de mi propio libro. Un tiempo después, vio la luz Palabras para el Bienestar, en el que abordo los pasos hacia una vida plena, y fue gracias al apoyo de la misma editorial del libro que me había estimulado ¿casualidad o “causalidad”?
¿Quiere decir que la vida nos ayuda con señales?
Estoy convencida de ello, siempre que actúes desde la honestidad y el trabajo personal; de lo contrario las señales existen, pero no las ves. En este sentido, creo que no fue casual que, en un momento de encrucijada en el que necesitaba canalizar mi energía hacia lo que me apasionaba, cayera en mis manos aquel artículo de Psicología práctica. Me presentaba el testimonio real de un escritor que había logrado su meta, cambiando su propia programación, y a una edad aproximada a la mía, casi en el filo de la media vida. Nunca es tarde.
¿Tenía claro su deseo de escribir?
Sí, tuve muy definida mi vocación y por eso estudié filología. Luego, en el mundo de la empresa, también he estado y estoy involucrada en labores de redacción, edición y reseña de publicaciones, pero sobre temáticas muy distintas a lo que me atrae para expresarme. Hasta hace seis años, aproximadamente, no me había lanzado a escribir y publicar por mi cuenta. Comencé por algunos artículos y relatos y gané el segundo premio de relatos cortos promovido por la compañía en la que trabajo. En realidad, siempre tuve en mente escribir un libro, pero me frenaban los clásicos mensajes “autosaboteadores” del tipo “¿Cómo voy a salir al mercado, con la cantidad de personas que lo harán mejor que yo?”. Sin embargo, y coincidiendo con la lectura de aquel libro, escuché a un artista que animaba a unos jóvenes a perseguir su carrera musical, incitándoles a que dieran el paso, porque podrían conseguir todo lo que se propusieran: “Cuando alguien dice que quiere ser astronauta le miran con extrañeza, pero ¡hay astronautas!”, les dijo. Me apliqué también esta reflexión a mi propósito.
¿Cómo se puso, literalmente, manos a la obra?
Había trabajado la confianza en mí y tenía algo que contar, que también podría serle útil a otras personas. Comencé escribiendo mis sensaciones sobre “el despertar” en distintos foros en los que conversaba con quienes estaban atravesando una etapa vital similar a la mía. En la vida cotidiana resulta algo complicado explayarte en estos temas tan profundos, si con quien te relacionas no está en tu mismo nivel de percepción o conciencia. Así que encontré en Internet un medio idóneo para intercambiar impresiones. Guardé gran parte de estas reflexiones, porque les daba el valor de corresponder a vivencias reales, en las que era mi propia alma la que hablaba; constituían una buena base para la redacción de mi libro. Después, las fui completando, estructurando y depurando.
¿Las personas solemos evitar hablar del cambio personal?
Claro, porque el cambio implica responsabilidad de tu vida y humildad para reconocer que, si quieres la transformación del mundo, has de empezar por ti. Son muchos los que se resisten a reconocer que deben hacerse cargo de su vida y, si se entra en razonamientos, enseguida aparecen respuestas demagógicas y derrotistas, como “el mundo es así” y “cada uno es como es”. Inicialmente, te incomoda escuchar ese tipo de comentarios, pero, a medida que vas entendiendo a la naturaleza humana, partiendo de tu propia observación, adquieres una visión más universal de todo, en la que no exiges, sino que aceptas, y asimilas que la decisión de cambiar es muy personal y que no estamos aquí para salvar ni convencer a nadie, sino para llenarnos de amor y repartirlo.
¿Quiere decir que la comprensión te lleva a la aceptación y al amor?
Así es; no podrías haberlo definido mejor. Y, a partir de ahí, te das cuenta de que todo sucede por algo y que de todo se aprende. Captas también que no debes forzar nada, sino empeñarte en lo que deseas, siempre desde el entusiasmo y la gratitud. Las cosas van encajando y la vida se acomoda a ti, y no al contrario. Es lo que Jung denominaba sincronicidad, porque lo que experimentas dentro se va manifestando fuera casi milagrosamente mediante “coincidencias”, que se dan porque es el momento idóneo para su revelación.
¿Por qué nos cuesta analizarnos?
Quizá porque, acostumbrados a pensar en negativo, solemos ver con más claridad nuestras “carencias” que nuestras virtudes, del mismo modo que nos detenemos más en aquello de lo que debemos cuidarnos que de lo que puede hacernos felices. La costumbre de mirar en gris no sólo ha tapado la belleza universal, sino también nuestro innegable brillo individual. Mucho por evitar la exposición a lo que denominamos “riesgo”, pero que debiéramos llamar “vida”, y otro tanto por vivir distraídos de tantas oportunidades como se nos presentan.
¿En qué ha cambiado usted fundamentalmente?
En lo relacionado con mi interioridad. Antes no me prestaba demasiada atención, porque me había olvidado de mí, tan interesada en complacer a otros y en tener todo hilado a mi alrededor. Aprendí, sobre todo, a quererme, porque esa era la causa por la que depositaba mi energía en otras personas, para que me aportaran lo que creía no tener... Y ya lo poseía; sólo había que descubrirlo. Es muy relajante darte cuenta de que no tienes que buscar el reconocimiento de nadie para sentirte bien. Curiosamente, después te llega ese respeto sin necesidad de pedirlo.
¿Por qué el título Palabras para el Bienestar?
Porque, para poder avanzar en la dirección que necesitaba y describir mi proceso, fue decisivo impregnarme de la sabiduría de otras personas plasmada en numerosos libros, mis aliados durante esos años de desarrollo interior. Gracias a ellos, y al deseo de querer evolucionar a través de las palabras, pude percibir la vida desde una perspectiva diferente y transmitirlo después con las mías.
¿Hay que seguir trabajando para el cambio personal?
Sí, ahora estoy terminando otro libro, que es una continuación de Palabras para el Bienestar, y, en concreto, el desarrollo de lo que apunté en el capítulo titulado “Tienes ilusiones y proyectos”. Una vez logrado el equilibrio interior, propongo, en este segundo libro, aplicar la fuerza creativa y hacer efectivo el tipo de vida que nos gustaría llevar. Un objetivo que puede ser tan “simple” y tal bello, como existir cautivados por todo lo que nos rodea o, de otro modo, descubrir, explotar y disfrutar de un don concreto, que mantenemos dormido por desconocer cómo despertarlo. Contribuyes así a embellecer el mundo y a que otras personas te sigan en esta hermosa tarea.
Y, una vez que descubres lo que te llena… ya es imparable
Ese es uno de los mayores beneficios de tu “esfuerzo”: encuentras el lugar que buscabas y, a partir de ahí, tu vida es dinámica e innovadora. Se acabó el aburrimiento. Vas hallando situaciones y personas (más señales) que te hacen crecer permanentemente. Y, dado que has detectado que casi todo depende de tu actitud y de tus elecciones, vives con la seguridad de poder seguir descubriendo y modificando lo que necesites en cada momento y dando rienda suelta a tu imaginación para crear. Siempre con el convencimiento de que la mejor forma de continuar atrayendo prosperidad a tu vida es mediante tu propia generosidad. En esta etapa, el sentimiento es de serenidad, no de euforia ni de búsqueda de reconocimiento; ya conoces tus capacidades, así que el ego le ha dado paso al ser para que tome asiento y disfrute.
¿Por qué leer Palabras para el Bienestar?:
- Parte de una sincera experiencia personal.
- Está escrito en un lenguaje fresco y cercano serena y gratificante.
- Contagia optimismo, desde el compromiso personal.
- Ofrece propuestas sencillas, llenas de buenos sentimientos, sentido común y sentido del humor.
- Puede serle muy útil a cualquier persona que desee profundizar y extraer lo mejor de sí mismo, y mejorar su relación con el mundo.
- Apuesta por un cambio global partiendo de la transformación individual.

domingo, 4 de julio de 2010

Artículo sobre EL DON DE VIVIR COMO UNO QUIERE




Aquí os dejo un artículo pubicado en mayo de 2010, en Revista Psicología Práctica, sobre mi libro, El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo.

"Vive como tú quieres vivir"

Vive como tú quieres vivir. Decídete: el momento de andar por tu propio camino hacia tus sueños es ahora. Te ayudamos a superar tus miedos y a fortalecer tu confianza en la vida y en ti mismo.

Por Concha Barbero

Todos sentimos alguna vez la necesidad de emprender otro camino, ya sea a través de una ruptura total de nuestro estilo de vida o mediante el desarrollo de un sueño o un proyecto concreto. Sin embargo, no todo el mundo se lanza a la aventura; los miedos, los prejuicios y la falsa creencia de que no nos merecemos una vida feliz, cortan nuestras alas. Para ayudar a las personas a superar esas trampas he escrito El don de vivir como uno quiere (Ediciones Obelisco). A continuación os explico las claves del libro, a fin de que quien lo desee pueda dar un giro a su trayectoria, sentirse pleno y contribuir al bien común.

Cuando lo que vivimos no coincide con lo que desearíamos vivir, o cuando nos lamentamos por la vida que podríamos haber tenido, deberíamos preguntarnos por qué.Comprobaremos que la respuesta siempre está en nosotros.
¿Te conformas o te arriesgas?

Tal vez nos hayamos instalado demasiado tiempo en la resignación y el conformismo, o quizás hayamos tomado lo exterior como referencia principal. En tales supuestos, hemos dado prioridad a los valores y actos de otras personas y nos hemos sentido como hormigas, con muy poco poder. Claro que esto no es extraño; estamos acostumbrados a ello. Desde nuestra más tierna infancia nos hemos habituado a reprimirnos, fundamentalmente para evitar el rechazo del entorno. Aprendemos que hay que controlar nuestras emociones, estrangular nuestra espontaneidad, con el fin de estar “integrados”, no diferenciarnos, para ser apreciados. Y así, agazapados, va disipándose la posibilidad de aplicar nuestra inmensa fuerza. En un momento dado, consideramos normal vivir obviando nuestros valores y talentos y nuestra capacidad para decidir, que, de tanto esconderla, creemos no tener. Así que nos acostumbramos a una vida sin sobresaltos, pero también sin estímulo, y admitimos que lo vivido es muy parecido a lo que nos queda por vivir. En un momento dado, alguna circunstancia nos lleva a experimentar un ligero despertar. Sentimos un sutil impulso que nos transporta mentalmente a un tipo de vida diferente, pero que sólo seremos capaces de materializar si trabajamos sobre las barreras que nos han paralizado hasta entonces: nuestras creencias –más heredadas que propias – y nuestras inseguridades.
Nos hemos olvidado de nosotros y hemos dado vía libre a un surtido de miedos que nos han ido deteniendo. Si deseamos liberarnos de ellos, antes hemos de reconocerlos y analizarlos, porque aquello de lo que huimos conlleva justo lo que necesitamos aprender para prosperar.

Lo que nos frena

Nuestras principales barreras son el victimismo, la sensación de estar incompletos, el perfeccionismo, la comparación y la desconfianza en el género humano. El trabajo sobre ellas, desde el refuerzo de la autoestima, es fundamental para llegar a ser quien verdaderamente somos y vivir como queremos. Cuando atribuimos nuestras desgracias a las acciones de otras personas o a las circunstancias, esa falta de compromiso personal es, primero, una elección: la de tomar la decisión de no mandar en nosotros. Si además permanecemos pasivos, estamos tomando otra decisión, la de abandonarnos. Darnos cuenta de ello no debe hacernos sentir mal, sino esperanzados, porque es muy estimulante saber que tenemos la capacidad y la posibilidad de elegir estar y actuar como queramos hacerlo.

Confía en tu fortaleza

Estamos tan acostumbrados a que nos digan lo que debemos o no hacer que, cuando estamos solos ante una decisión que puede dar un impulso a nuestra vida, nos acobardamos y la dejamos pasar.Sin embargo, todos nos hemos visto enfrentándonos a problemas de salud, económicos o de otra índole, en los que no disponíamos de tiempo para tener miedo. Debíamos resolverlos en el presente, en el único tiempo y lugar donde las cosas suceden. Cuando nos acuciaban las preocupaciones, lo hicimos, así que ya sabemos que, si queremos, podemos, independientemente de que lo que mantenga nuestra atención sea un conflicto o un sueño.
Desconfiamos de la corriente de vida y tratamos de hacer la parte que nos corresponde con tanta rigidez que no permitimos que los acontecimientos fluyan naturalmente.Sostenemos las riendas con miedo, tan severamente que no avanzamos. La búsqueda desesperada e inflexible de un fin implica, en la mayoría de los casos, una línea de sabotaje que puede estar relacionada con la espera de reconocimiento exterior y, por tanto, alejada de nosotros. Y en la medida en la que nos alejamos de nosotros, lo hacemos también de nuestra meta. Cuanto más nos centremos en el tipo de vida que deseamos y menos en anhelar la que han logrado los demás, más cerca estaremos de alcanzar nuestro propósito.
Nadie puede herirte

Nadie nos puede hacer mal mientras conservemos nuestra dignidad, ya que con la autoestima fortalecida, el sentimiento de que alguien nos ataca o impide nuestro avance se diluye hasta desaparecer. Mediante la autorrealización llegamos al respeto y a la armonía de las relaciones, a la aceptación. Sucede, brota como una consecuencia de la atención que nos prestamos.
De cualquier modo, si en algún momento se hace insostenible la presión exterior a la que nos sentimos sometidos, es preciso aplicar la asertividad, es decir, actuar de forma coherente con nuestras aspiraciones, y, al tiempo, la empatía, poniéndonos en el lugar de quien no encaja con nosotros, simplemente porque las experiencias vitales de ambos nos han llevado a entender el mundo de una manera muy distinta. Desde esa capacidad de comprensión, veremos claro que todos somos necesarios para la evolución global.

Ahorro de pensamiento

Tenemos una herramienta de ayuda fundamental para reforzar todo este trabajo interior: la meditación, para lograr la “economía de pensamiento”. La reiteración de pensamiento inútil supone un gasto energético ingente, que termina transformándose en negatividad.Así que, si consideramos este hecho objetivamente, debiéramos evitarlo, pero nos resulta muy difícil liberarnos de juicios y preocupaciones que revolotean insistentemente en nosotros y nos distraen. La meditación sirve (si se le puede aplicar este verbo) para ahorrarnos ese pensamiento sobrante y silenciar la continua charla mental, que no deja lugar para nuevas inquietudes. La mente se calma a través de ella y se vuelve diáfana. Tras la calma llega la lucidez y, de su mano, la fuerza necesaria para que surjan y se desarrollen las ideas. Lo que intuíamos que debía manifestarse, se convierte con su ayuda en un hecho.
El fin de economizar pensamiento es dar menos importancia a lo que cavilamos y más a lo que somos: un gran caudal de sensaciones e ideas frescas que de otro modo se perderían en la confusión y en el sentimiento funesto de la vida. Despertamos así a una visión más amable y lúcida del universo, que nos acerca a nuestra fuente de deseos. En el momento en el que acostumbramos a nuestra mente a los “buenos pensamientos”, comprobamos que la vida no es triste, sino que éramos nosotros quienes lo estábamos.

El valor de lo intangible

Para evolucionar hacia lo que deseamos hemos de realizar un trabajo de relación con nosotros, con nuestros antepasados y con quienes convivimos; pero también hay otra labor solitaria de atención a lo espiritual, a lo metafísico. Nuestra finalidad última es fusionarnos con lo divino, sacraliza nuestra vida, mejorar como seres humanos y engrandecer el mundo desde el trabajo de nuestra conciencia.Estamos tan hipnotizados por los ruidos manifiestos que desatendemos la sutileza de lo profundo. Claro que resulta imposible mantenerse siempre en el mismo nivel de espiritualidad y comprensión, aunque sí darse cuenta de ese “despiste” y retomar la senda. De otro modo, la “maldad” (en forma de miedos y prejuicios) nos retrasa, desfigura y destruye. La bondad, la cota más elevada de lo intangible, la inteligencia suprema, nos hace bellos, y acoge todas esas actitudes amorosas y compasivas que proceden de la misma esencia del ser humano liberado.
El desapego (o la generosidad), la observación de nuestros pensamientos (o la meditación y la paz), la estancia en el presente (o la consciencia) y el sentido del humor (o esa amalgama de frescura, transparencia, inteligencia y originalidad) son algunas de las herramientas necesarias para llegar a una existencia acorde con nuestras expectativas.Krishnamurti dice: “Uno representa, como ser humano, al resto de la humanidad”. Por tanto, si no nos gusta lo que vemos, lo más sensato es empezar por cambiarlo en nosotros, lo que a la larga nos reporta beneficios individuales tan valiosos como la libertad y la consecución de nuestros anhelos. Partimos de nuestro cambio, de la persecución de nuestro modo idóneo de vivir, y comprobamos sin pretenderlo que obtenemos más de lo que damos. Desde esta filosofía, nuestra mente se hace más próspera y concluimos en que los pequeños momentos nos hacen felices, sí, pero además podemos ser felices en todo momento, incluso en la adversidad.

Tú eres el mundo

Hemos entendido y sentido que el equilibrio procede de la vivencia de quienes somos, y que lo somos en función de nuestras relaciones con el resto de los hombres, el mundo y el universo.Con este concepto holístico de la vida, somos capaces de planificar y cumplir nuestros sueños con una mirada más amplia. Y todo se va articulando como debe ser. Vamos progresando en la medida en que queremos hacerlo, ya no nos estancamos en la resignación de lo que “nos toca”, sino que le hemos dado sentido a nuestra vida desde el compromiso y responsabilidad hacia ella. Experimentamos el placer de hacer lo que nos seduce, habiendo descubierto que lo que sucede fuera es la dimensión material de la fuerza que reside dentro de nosotros

El libro:
El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo.
Ediciones Obelisco, 2010.