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miércoles, 16 de febrero de 2011

Entrevista sobre mi libro, EL DON DE VIVIR COMO UNO QUIERE, en El Blog Alternativo



El blog alternativo es un espacio multitemático y holístico, con una gran aceptación (más de 6.000 visitas diarias). Ofrece interesantes y profundos artículos para simplificar la vida, vivir con menos, y sobre espiritualidad, denuncia y ecología, entre otros temas. Han publicado ESTA ENTREVISTA, que han tenido la gentileza de hacerme sobre mi libro El don de vivir como uno quiere. Claves para lograrlo. Reproduzco la mayor parte de su contenido
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“SIEMPRE ESTAMOS A TIEMPO DE MEJORAR NUESTRA VIDA. Si muchas personas conocieran las ventajas de atreverse, lo harían con los ojos cerrados” (Concha Barbero )

El don de vivir como uno quiere. ¿Una provocación o una realidad?. ¿Podemos vivir como nos gustaría en la actualidad? ¿Hay que vender el Alma a alguien para lograrlo?.
Son muchas las preguntas, los miedos y las ilusiones que nos acechan cuando nos enfrentamos a la sentencia “El don de vivir como uno quiere” y por ello hemos entrevistado a su autora, Concha Barbero, para que nos explique dónde está ese don y cómo podemos aplicarlo.
Merece la pena leer la entrevista con detenimiento y reflexionar sobre sus mensajes porque, en contra del pesimismo general, no hay que vender el Alma sino solamente encontrarla y dejarla expresarse…
Concha nos lo explica así:

1. ¿Qué es el don de vivir como uno quiere? ¿La piedra filosofal, el sueldo Nescafé para toda la vida? ¿Es algo real y posible?


Vivir como uno quiere es cumplir el cometido para el que se ha venido a este mundo; es ocupar el lugar que te corresponde, en el que te sientes parte activa de la vida, y mediante el que te desarrollas interior y exteriormente.

Tratar de sentirte bien no es una postura egoísta, sino todo lo contrario. Cuando eres fiel a ti y persigues sus sueños haces también felices a los que te rodean, porque tu buena energía se expande y alcanza a otras personas. El ejemplo es el mejor maestro.

Claro… todo eso no se consigue en un abrir y cerrar de ojos, sino preguntándote quién eres, por qué estás aquí, qué sentido tiene la vida… Todas las respuestas las tienes dentro de ti. Sin embargo, no todo el mundo realiza ese trabajo de introspección, de conexión con su fuente. Mirar dentro de uno mismo requiere humildad y depuración de creencias limitantes.

No hay por qué llevarlo a cabo con sufrimiento o con un gran esfuerzo, sino poniendo tu atención en aprender y disfrutar de cada instante, de cada vivencia y de cada persona, siempre en relación a tu propia actitud.

2. ¿Por qué suena a utopía?


Por lo que acabo de exponer, parece que es más fácil engañarse creyendo que no hay posibilidad de vivir como queremos, sino como nos dejan vivir los demás o las circunstancias. Pero “nadie te ataca, son tus expectativas” (leía hace unos días), y las circunstancias… ¡tantas veces las creamos nosotros!.
Muchas personas pasan descontentas toda una vida, frustradas y renegando por todo, pero dejan intacto su propio espacio, como si no mandaran en sí mismas. Nos hacemos un gran favor cuando reconocemos el poder que tenemos dentro de nosotros.

3. ¿Crees que hay demasiadas influencias a nuestro alrededor para ser escépticos en ese sentido?
Sí, lo primero que debemos hacer para avanzar en la dirección que deseamos es quitarnos cualquier sentimiento de culpa; los errores son los que nos han llevado al acierto. No se nos puede reprochar no haber vivido como queríamos, porque tenemos muy grabado en nuestra mente que hemos nacido para sufrir.

Nos fijamos más en lo que nos falta que en lo que tenemos, y ese sentimiento de escasez ha pasado de generación en generación. No somos culpables de nada, pero sí responsables de mutar lo que nos perjudica en lo que nos favorece. Desde los mismos medios de comunicación, por ejemplo, se difunden diariamente demasiados mensajes negativos. La vida parece ser una batalla en la que lo más común es perder, de modo que cuando alguien insinúa lo contrario se suele poner en duda sus palabras.
Por eso mismo, algunas personas cuando conocen el título de mi libro reaccionan con incredulidad, se resisten al cambio. Para abordar su lectura con interés y de un modo productivo tienes que ser portador de alguna inquietud de transformación.
La suerte es que cada vez más personas precisan evolucionar internamente, porque han comprobado que esa percepción derrotista de la realidad les va hundiendo. La situación personal de muchas personas es una muestra de la global que estamos viviendo. El cambio del mundo comienza en mí y en ti.
(Foto)
4. ¿Cuáles son los obstáculos personales que no sólo nos alejan de ese don, sino que hasta nos hacen dudar de que lo merezcamos?

Nos vamos acomodando a las creencias con las que convivimos y que consideramos inamovibles (nadie nos ha avisado de que podíamos cambiarlas para nuestra felicidad) o que ni siquiera nos hemos parado a considerar.
Aceptamos que lo vivido es muy parecido a lo que nos queda por vivir. Obviamos nuestras posibilidades, nuestro talento, con el que nacimos, pero que se ha ido ocultando con un surtido de miedos que nos van apartando del crecimiento. Llega un momento en el que, efectivamente, no nos creemos siquiera merecedores de una vida armónica y creativa y nos habituamos a autosabotearnos.
Para dominar nuestros autofrenos debemos conocerlos, porque aquello de lo que huimos esconde lo que necesitamos aprender. En el libro abordo algunos de los miedos más comunes: el perfeccionismo, el temor a la opinión o acción de otras personas, la comparación, el sentimiento de inferioridad y, por supuesto, el victimismo.

5. ¿Y cuál es el antídoto?


El refuerzo de la confianza en ti y en la vida desde el amor es la base para llevar una existencia feliz. El primer paso es el autoconocimiento; más adelante tendrá lugar el desarrollo de la creatividad. Basta con tener la intención de recrear tu propia vida, y lo que deba llegar, llegará.Los dones que deban manifestarse externamente serán el resultado del trabajo interior.


6. Definamos en detalle “vivir como uno quiere”. ¿Es no trabajar, es no ser asalariado, o trabajar pocas horas? ¿Se puede “vivir como uno quiere” con deudas y familia que sacar a delante?


Vivir como uno quiere es hacer que tus deseos y tus experiencias confluyan. Para unas personas vivir como desean puede ser, como indico en el libro, disfrutar contemplando la naturaleza (¡nada más y nada menos!), montar un negocio apasionante, desempeñar un trabajo divertido o despertar una capacidad concreta, que te hará vivir el ahora con naturalidad e intensidad. En el fondo, todos sabemos lo que nos haría felices, aunque lo tengamos muy escondido tras las dudas y los prejuicios.

Sé, como todos, que hay muchas personas en difíciles situaciones económicas, laborales… que pueden considerar que todo esto que estamos diciendo no son más que quimeras. Todos tenemos a alguien cercano a quien le ha tocado de lleno el bache que estamos atravesando, pero estoy convencida de que la única salida también para ellos es abandonar la queja, no esperar que te solucione la vida un jefe, el gobierno o tu familia, sino avanzar con decisión, trabajando su patrón de bonanza mental, reinventándose su vida, sin perder el entusiasmo y siempre con disciplina. Y, antes de nada, precisan creer en sí mismas y planificar un proceso de visualización hacia el progreso y el cumplimiento de sus sueños.

7. ¿Cómo se te ocurrió escribir este libro? ¿Cuáles son tus objetivos?


Al igual que en mi anterior libro “Palabras para el Bienestar”, quería ponerle palabras a una experiencia que había vivido, la de explotar mi propio don y, sin personalizar en mí, expresar con contundencia que es posible vivir ilusionado.

Inicialmente iba a titularlo “Tienes un don, descúbrelo”, pero me parecía muy parcial. Hay personas que no necesitan desarrollar un don concreto, pero sí cumplir la misión de su vida, desde la entrega a otros, por ejemplo.
La tercera acepción de la RAE para la palabra “don” es “Gracia especial o habilidad para hacer algo”, y qué mejor que desarrollar la capacidad de vivir como se quiere, pensé.

8. ¿A quién se dirige? ¿A jóvenes a tiempo para “no torcerse” o también a “maduritos extraviados”?


A cualquier persona que es consciente de que necesita explotar la energía que tiene retenida y canalizarla hacia lo que sabe le hará más feliz.

Creo que puede serle útil tanto a un joven que se encuentre en un momento clave para orientar su vida, como a alguien que esté en lo que se denomina “la crisis de la media vida”, así como a una persona mayor que está en la etapa ideal para desarrollar lo que no pudo o no fue capaz de hacer por las obligaciones cotidianas durante su vida laboral.

Siempre estamos a tiempo de mejorar nuestra vida. Si muchas personas conocieran las ventajas de atreverse, lo harían con los ojos cerrados.

9. ¿Qué podemos hacer los padres de niños pequeños para que nuestros hijos no necesiten estos libros de mayores porque ya hayan conseguido desarrollar su potencial?

Ser felices, trabajar nuestras debilidades para proyectarles la alegría de vivir; ser honestos para que ellos lo sean, demostrar estímulo por el día a día, enfrentarse a cada circunstancia haciéndoles ver que todo tiene solución, porque incluso de las situaciones más “negras”, se aprende.
Cuando parece que caminamos hacia atrás avanzamos igualmente. Debemos abrirles la cortina del entusiasmo para que divisen la belleza que les queda por descubrir.
Esta actitud esperanzadora les aporta mucha seguridad; así les orientamos, no les manejamos, porque ellos ya nacen con su sabiduría esencial.

10. ¿Cómo sería el mundo donde todos vivieran como quisieran? ¿Crees que es posible?
Sería un mundo en el que cada persona se sintiera tan plena de sí que no se aferrara a nada, porque lo tuviera todo. La mayor lacra de la humanidad es el vacío interior, porque suele desencadenar en egoísmo con relación al otro y al medio en el que se desenvuelve. Es el punto de partida de muchos conflictos.

Lo deseable sería vivir en un mundo en el que acabara la repetición, la rutina y los problemas provenientes de la competición, y que se solventaran con la innovación y la colaboración. Un lugar en el que reinara la creatividad. Cada ser humano desarrollaría su potencial con pasión, y lo compartiría, embelleciendo el orbe. Para mí, la creatividad es amor manifestado en la obra del hombre en este mundo. Y todos tenemos poder creativo, así que es algo factible.
Estamos en una época de transformación, será lento, pero confiemos en que, uno a uno, vayamos elevando nuestra conciencia, vivamos como queremos y dejemos nuestra huella de amor por el mundo.

martes, 15 de febrero de 2011

PALABRAS PARA EL BIENESTAR


Índice

Agradecimientos

Introducción

1. ¿Eres feliz?

2. Te observas

3. Eres responsable de ti

4.Eres alegre. Ríes como un niño

5.Eres optimista. Piensas y dices buenas
palabras

6.Tienes ilusiones y proyectos

7. No juzgas

8. Sabes perdonar

9. Te quieres

10. Das y recibes amor

11. Tienes éxito

12. Estás sereno

13. Aprendes del dolor

14. Estás a salvo

15. El universo está contigo

16. Vives el ahora. te encuentras con tu ser

Epílogo

Bibliografía.
TEXTO DE CONTRACUBIERTA

Palabras para el bienestar es el relato de un recorrido hacia el equilibrio, a través de las palabras y de la propia vida. Su autora describe un camino hacia la armonía y el encuentro con uno mismo para salir de ese estado inerte de pseudofelicidad teñida de desasosiego, sembrada de días felices de alegría sin razón y de días sombríos de tristeza sin significado. En tal caso, sólo hay una dirección, que conduce al aprendizaje y al amor: el viaje hacia el interior de ti mismo. Un trayecto que cuesta emprender, y para el que no se reserva pasaje, pero que, una vez iniciado, complace y compensa mucho más de lo que jamás se hubiera imaginado.


INTRODUCCIÓN

“Existe al menos un rincón del universo que, con toda seguridad, puedes mejorar, y eres tú mismo”. (Aldous Huxley)

Si has decidido viajar dentro de ti, estarás comprobando que tu vida experimenta un gran cambio. Es un viaje para el que no habías sacado pasaje y que, sin embargo, te está complaciendo mucho más de lo que jamás hubieras imaginado; un trayecto nuevo, maravilloso, gratificante y esperanzador, sobre todo esperanzador.

Tal vez tu retina haya recorrido ya páginas y páginas llenas de sabias palabras, que te han transmitido paz e ilusión. Seguro que te apasiona pasar las hojas para hallar nuevos datos, que den mayor sentido a tu vida; estás ávido de sabiduría. Deseas ser quien eres, valiente, bueno, auténtico, y mostrarte tal cual ante los demás.

Me pregunto por qué experimentas una sensación tan placentera al emprender un nuevo rumbo, en el que tratas de desprenderte de todo lo superfluo, de todo prejuicio. Tal vez sea que ese bienestar es síntoma inequívoco de una vida en verdadera libertad. Quizá sea que te has encontrado, cara a cara, con tu poder.

Las emociones que se han ido agolpando en mí durante la búsqueda de mi propio ser me han animado a escribir sobre ello. Palabras para el bienestar, este libro que has decidido leer, ha sido un aliado para continuar mi recorrido y confío en que lo sea también para ti, si mis reflexiones pueden ayudarte. Te recomiendo que lo leas pausadamente, dado que en él he condensado varios años de aprendizaje, tratando de que nada de lo más relevante quedara oculto, intentando que lo que a mí me haya servido, sea igualmente válido para ti. Ese es mi deseo.

ALGUNOS ENTRESACADOS DEL LIBRO:

Del capítulo 1. ¿Eres feliz?

Una vez que estás dispuesto a “trabajarte”, tan solo con el hecho de proponértelo, comienzas a soltar negatividad y, a la vez, a desprender tanta energía positiva que va alcanzando a quienes quieren contagiarse de ella y, por otra parte, alejando de ti a los que no desean comprometerse a participar en este gratificante juego.

Sin embargo, el descubrimiento de esa nueva manera de abordar la existencia, que te conducirá a la plenitud, no se produce de la noche a la mañana. Requiere un aprendizaje continuo, que describo en las siguientes fases:

1. Sorpresa I: nada o muy poco de lo que veía es como es.
2. Euforia: esto es la panacea. Tengo la llave de la felicidad.
3. Calma I: comprendo que debo trabajar mi interior. Me observo.
4. Calma II: comprendo que debo observar a los demás. Observar, no juzgar.
5. Diversión: soy un espectador de mí mismo y de mis relaciones con los demás.
6. Tranquilidad: aprendo a dominar las situaciones. Me autocontrolo.
7. Sorpresa II: sé mucho menos de lo que pensaba. Aprendo segundo a segundo.
8. Búsqueda profunda y sosegada: acepto la realidad. He aprendido a no rebelarme ante el dolor. Advierto que aún me queda mucho por aprender. Tengo toda la vida para aprender. Descubro que, como dijo Gregorio de Nisa, lo mejor de la búsqueda es la búsqueda en sí misma.
Estoy adiestrándome para ser feliz. Es un destino al que estoy llegando mientras recorro el propio camino.

Del capítulo 2. Te observas

Debemos “perder” tiempo en observarnos: qué es lo que pensamos, cómo nos alimentamos, cómo nos relacionamos con los demás, cómo reaccionamos ante diferentes situaciones, cómo nos cuidamos o nos descuidamos psíquica y físicamente. Del análisis continuo, pausado, relajado y razonado, obtendremos toda la información que precisamos para hacer más agradable y plena nuestra vida, para recuperar la libertad y la felicidad con la que nacimos, que hemos ido aniquilando paulatinamente.
Es esencial detenerse, por ejemplo, en cosas tan sencillas como la manera en que respiramos, si lo hacemos de forma natural o agitada; comprobar si estamos tensos o relajados; si nuestras mandíbulas están apretadas o sueltas; si sentimos que va a estallar nuestra cabeza o si no hay presión alguna en ella; si nuestro pecho está contraído o distendido, si lo que estamos pensando tiene carácter negativo, si lo que decimos nos hace daño o lastima a terceras personas. En momentos de agitación, de nerviosismo, por ejemplo, sólo con observarnos y realizar la respiración de una manera consciente…, baja la tensión.

Del capítulo 3. Eres responsable de ti

La queja limita la acción. En lugar de quejarnos de las actitudes ajenas, deberíamos gastar (ganar) nuestras energías en rectificar nuestros errores y en marcar nuestro espacio. Aparcaríamos, de una vez por todas, esa postura de mártires que nos ha hecho lamentarnos toda la vida de nuestras desgracias, de nuestros males y desaciertos. Dejaríamos de molestar a nuestros semejantes con nuestros lamentos y congojas, porque implicar a los demás en nuestras “desgracias” es una actitud pueril y egoísta. Nos pondríamos manos a la obra para remediar todo lo que hasta ahora nos parecía irremediable. Ya no daríamos pena, no causaríamos enfado. Y, lo más importante, observaríamos que sólo es necesario mirar hacia adentro para hallar nuestra fuente inagotable de poder. No seríamos víctimas de nadie, sino dueños de nosotros mismos. No hay paralelismo entre victimismo y responsabilidad, no pueden alinearse jamás.

Del capítulo 4. Eres alegre. Ríes como un niño

Es fundamental no tomar las cosas demasiado en serio. No es cuestión de pasarlo todo por alto o de mofarse de la vida; tampoco de caer en la socarronería, ni en el otro extremo, el de la simplicidad, pero no está nada mal arriesgarse de vez en cuando, marcarse un cómico paso de baile sin música de fondo, soltar una risotada sin que responda a un chiste, atreverse a ser surrealista en un mundo tan realista.

El humor es la fiesta de la lucidez. ¿Puede haber algo más inteligente y divertido que reírse hasta de uno mismo? ¿Puede haber algo más eficaz que poner buena cara ante una situación complicada, en la que ya no queda otra solución? ¿Puede existir un mejor método de limar aristas, de evitar malentendidos, de girar drásticamente el rumbo de un desencuentro? No. De ninguna manera. No se puede buscar una mejor forma de poner paz donde no la había, ni siquiera el mejor de los discursos tiene la potencia de una sonrisa a tiempo, y muy probablemente tenga estos efectos porque está asociada a la espontaneidad y a la transparencia, esas dos mágicas actitudes que hacen que todo se dirija hacia la verdad.

Del capítulo 5. Eres optimista. Dices y piensas buenas palabras

Considero que hay dos palabras fundamentales para encontrar el equilibrio: reenfocar y relativizar. La primera lleva implícita una gran carga de observación y rectificación de nuestras acciones. Es preciso reenfocar nuestra vida constantemente; nos hace falta a diario. La segunda palabra, relativizar, ayuda a no exagerar la trascendencia de los acontecimientos que pudieran parecernos negativos y también permite que todo discurra sin sobresaltos.
En ambos conceptos juega un papel importantísimo el optimismo. Todos hemos pasado por estados de optimismo y de pesimismo, lo importante es saber en la situación en la que nos encontramos, tener conocimiento de uno mismo. Personalmente, distingo si estoy con un pesimista porque cuando le escucho me suceden ciertas cosas:

- Se me encoge el estómago.
- Me aburro soberanamente.
- Quiero escapar a otra parte.
En compañía de un optimista, por el contrario:
- La sonrisa florece en mí.
- Me divierto con cada uno de sus comentarios.
- Me cuesta irme de su lado.
Cada uno de nosotros tenemos dentro un pesimista y un optimista; es cuestión de elegir con cual de los dos queremos convivir.

Del capítulo 6. Tienes ilusiones y proyectos

Lo más efectivo es ponerle filtros a tu mente para que pase lo más puro, lo mejor, incluso de lo peor, pasar nuestro tiempo en el planeta tierra siendo lo que realmente deseamos ser.
Es necesario preguntarnos eso precisamente: ¿Qué queremos ser? ¿Qué deseamos hacer? ¿Cuáles son nuestros objetivos vitales? ¿Ciframos nuestra felicidad en lo que menos felices nos hace? ¿Decimos no tener tiempo para hacer lo que realmente nos gusta? ¿Es eso cierto? ¿O no son más que excusas y excusas para no movernos? Las respuestas a estas preguntas le darán el verdadero sentido a nuestra vida, porque, tal y como expresó Goethe: "Una vida sin propósito es una muerte prematura”.
Y, una vez que conocemos nuestro fin (puede ser simplemente y nada menos que el de VIVIR), comienza la otra fase, aquella en la que nos cuesta trabajo llevar a cabo nuestros sueños, quizá por nuestras inseguridades, tal vez por miedo al fracaso o, probablemente, por esa pereza que nos impide traerlos a nuestro escenario. Primero hay que desearlos, después visualizarlos, pensar en ellos como si ya se estuvieran materializando y, por último, realizarlos. El cumplimiento de las anteriores premisas requiere que te hayas convertido en un ser humano del que te sientas orgulloso, consecuente con tus pensamientos y tus actos.

Del capítulo 7. No juzgas

No creo en los buenos, buenos, ni en los malos, malos. Lo que sí he podido comprobar es que hay dos tipos de personas que pueden llegar a actuar con crueldad con sus semejantes: los tremendamente inseguros y los que han perdido la cordura. “Odia al delito, compadece al delincuente”, se lee en las paredes de la cárcel; condena la actitud, no a las personas, porque, si realmente estás en desacuerdo con el comportamiento ajeno, piensa que tú podrías actuar de la misma manera si hubieras nacido en su lugar, si te hubieras relacionado con la misma gente y si te hubieran sucedido los mismos acontecimientos. Estamos hechos de la misma masa. Tú estabas aquí, pero podías haber estado ahí, simplemente.

Del capítulo 8. Sabes perdonar

El perdón es una de las más bellas formas de avenirse con el cosmos. Proporciona un descanso que va más allá de la mente y del cuerpo, ya que mediante el perdón se produce un encuentro con el “yo” más profundo. El cuerpo experimenta una sensación de placidez, de relajación, que había perdido al permanecer oprimido por la mente. La mente mantenía encerrado al cuerpo en su cárcel de resentimiento e ira, le estaba conduciendo hacia una precaria salud. Y, entre una y otro, mente y cuerpo, quedaba atrapada la esencia, la bondad, el ser. La puerta del alma se abre con el perdón, elimina sus candados y deja pasar así toda clase de plácidas sensaciones.
“Perdono, pero no olvido”, se suele decir, que, en realidad, significa: “digo que perdono, pero no perdono”. Quien habla así suele llevar impresa en su rostro la señal de la tensión, del bloqueo y de la frustración. No se puede perdonar a medias, para perdonar hay que desterrar todo rencor.

Del capítulo 9. Te quieres

Tú eres tu mejor amigo, pero, antes de saber que lo eres, probablemente te hayas encerrado en tu temeroso espacio sin salida o, por el contrario, hayas tratado de agradar sistemáticamente a tus semejantes, con el fin primordial de que te concedieran su cariño y su aprobación; seguro que habrás comprobado también que raramente lo conseguías de esta manera; a duras penas, ibas recogiendo un rastro de migajas de compasión; esperabas, erróneamente, encontrar tu felicidad en la respuesta de otras personas. Por el contrario, cuando hayas sido capaz de sentirte válido, apto para quererte y digno de ser querido, el afecto y la atención de tus semejantes te habrá llegado sin forzar situación alguna, sin esfuerzo, simplemente siendo tú mismo.
Quererse no implica dejar de hacerlo con los demás. No es necesario elegir entre el amor hacia uno y hacia tus semejantes, sino que son dos hechos encadenados. Primero te conoces y aprendes a quererte, a ser respetado y, después, vas comprobando que ese “cariño propio” actúa como una especie de imán que atrae el de otras personas, incluso el de aquellas de las que jamás hubieras esperado nada.

Capítulo 10. Das y recibes amor

Es una evidencia que el mundo está hambriento de amor, pero nos cuesta darlo, a veces, incluso, nos cuesta recibirlo. Nos “comemos” el calor que podríamos repartir, en unas ocasiones por timidez, en otras por prejuicios. Para comprobar que esto es así, sólo hay que pasear por una gran ciudad, donde todos cuantos caminan a tu lado parecen tener prisa y preocupaciones, cada uno va a lo suyo, como si nada tuvieran que ver unos humanos con otros. A nadie se nos escapan, por ejemplo, las miradas huidizas cuando viajamos en cualquier medio de transporte en el que hemos de estar a un palmo de personas desconocidas; cuando, casualmente, se cruzan las miradas, el cambio de dirección de los ojos es instantáneo. Seguro que todo sería más fácil si aguantáramos la mirada; probablemente, ese instante de conexión, de intercambio con un “extraño” podría acercar los mundos de personas necesitadas de afecto. Cuantas más muestras de amor somos capaces de dar, mayor capacidad tendremos para llegar a ese maravilloso estadio en el que vemos a los demás no como rivales, sino como iguales a nosotros, tan sólo con diferentes opiniones sobre un hecho, cada uno con su razón concreta sobre una amplia, infinita y universal realidad.
Sólo el amor y el respeto nos hacen realmente libres y felices, porque, teniéndolos como constantes en nuestra vida, seguro que nos querremos más, los demás nos apreciarán, querremos más a nuestros semejantes, tendremos más salud, nuestros pensamientos serán más limpios, gozaremos de mejor aspecto, dormiremos plácidamente, despertaremos con alegría, tendremos entusiasmo por la vida, desearemos aprender permanentemente y nos comunicamos con nuestros semejantes cordialmente.

Del capítulo 11. Tienes éxito

Tener éxito es luchar por lo que uno quiere; vivir de la forma que a uno le hace más feliz, amar sinceramente, elegir a tus amigos, por eso, porque son amigos, vivir con quien deseas, por eso, porque lo deseas, y desarrollar tu talento, dirigiéndolo a lo que más te satisface.
Tener éxito es despertar a la vida y llegar a ser quien quieres ser. Y para ello es necesario trazar una dirección, dejar de vagar por calles desconocidas. Aquel que no sabe a dónde se dirige, normalmente no llega a ningún lugar.
Y el mayor éxito es mostrarse como se es, sin estrategias ni reservas, dejando a un lado lo superfluo y concentrándose en lo esencial. Cuanto más auténtico y transparente me muestro, más estaré arriesgando en este mundo en el que disfrazarse y exhibirse tiene tanto “valor”, y cuantos más seamos los que queremos vivir de esa manera, más contribuiremos a lograr un éxito global y a que la balanza que pesa la grandeza y la penuria del mundo se incline hacia la parte de lo que verdaderamente importa.
El verdadero éxito es mirar a la vida con alegría; dar los buenos días al día, agradecer lo que te va a proporcionar; relacionarte con los que te rodean sin conflictos, reírte con tus amigos hasta que te duelan las mandíbulas.
Éxito es tener ilusión por emprender nuevos proyectos, por desarrollar tus habilidades, tu talento escondido.
Tener éxito es poder encontrarte con tus seres queridos, simplemente para caminar junto a ellos.
Tener éxito es tener salud. Esto es un gran éxito y una gran suerte, aunque a veces esa “suerte” dependa notablemente de la manera en la que nos hayamos tratado física y emocionalmente.
Y un ser humano con éxito, por supuesto, es el que ha descubierto su interior y eso le lleva a ser mejor persona.Es un éxito también hallar en el recorrido a seres humanos que buscan lo mismo que tú, compartir tus sensaciones y comunicarte con ellos, generando, entre todos, toneladas de energía positiva.
Gozar de éxito es haber descubierto todo esto y poder mostrarles a tus hijos que es mejor ser que tener, dar que recibir. Es un logro otorgar esta inmensa herencia a los que te siguen, porque así les estás marcando el camino de la felicidad.


Del capítulo 12. Estás sereno

En este mundo agitado que hemos creado entre todos, a veces entraña más dificultad estar tranquilo, contemplando la naturaleza, por ejemplo, por unos instantes, que ansioso; estamos tan habituados a la actividad que, cuando llega el momento de parar, porque así toca (vacaciones, fines de semana, días sin compromisos) nos sentimos desubicados, e incluso impacientes y agotados. Para que esto no nos suceda debemos aprender a manejar nuestros pensamientos, a no dejarnos llevar por ellos, que son los que, a fin de cuentas, nos conducen a esa desazón.
Existen técnicas de ayuda, como la relajación, la meditación, el yoga y la visualización, cuya práctica mantiene la mente fresca, “desinfectada” de pensamientos repetitivos, que van de acá para allá, que no paran, que no se centran, que se enlazan entre sí y forman un auténtico laberinto en nuestro cerebro. De ahí la importancia de vivir aquí y ahora, y no allá y después, de aparcar esos pensamientos que viajan en el tiempo.

Del capítulo 13. Aprendes del dolor

Al percibir la vida de una forma positiva y sus experiencias como un manual de instrucciones permanente no desaparecen radicalmente los momentos de malestar, pero lo que sí sucede es que ese malestar cada vez dura menos, se van reduciendo los periodos de tristeza, de desazón, hasta casi disiparse, porque, poco a poco, con serenidad y comprensión, siempre hay una explicación, un motivo y una salida eficaz para todo.
“-Fracasar no existe, en cada fracaso, cambiamos de camino.
-Para llegar a lo que eres, debes ir por donde no eres.
-Llegar a ser lo que uno es, es la más grande felicidad”.

(Alejandro Jodorowsky)
Aquello que más nos ata al sufrimiento son las expectativas basadas en nuestros deseos no realistas. No hay nada que nos haga penar más que esperar algo que no está en nuestras manos conseguir. La aceptación (no la apatía) de lo que te sucede es fundamental para evitar el desconsuelo. No te empeñes en que tu vida se desarrolle como esperas, porque nada sucede por casualidad, por muy incomprensible y descorazonador que te parezca. No podemos cambiar el proceder ajeno, pero sí el nuestro, y si llegas a comprender cuál es la lección que te quedaba por aprender, verás qué pronto sucede ese milagro que esperas, aunque el resultado no sea el que deseabas inicialmente, sino el que necesitas. No te preguntes por qué te está sucediendo eso que tanto te duele, sino para qué.

Del capítulo 14. Estás a salvo

En el germen de cualquier conflicto se esconde el miedo a la pérdida de salud y bienestar, ya sea tuyo o de los tuyos. Tenemos miedo también a no tener razón, a no ser los mejores, a no poder con nuestras propias circunstancias, tememos a lo incierto, a lo que nos puede suceder, sin que esté bajo nuestro dominio. El miedo paraliza la acción y esconde lo mejor que tenemos.
¿Y qué hacemos para que se aleje el miedo? En primer lugar, aceptarlo como una de nuestras emociones y después tratar de aprender lo que se desprende de él, transformarlo para nuestro interés. Podemos, por ejemplo, dialogar con nuestros miedos, preguntarles qué quieren de nosotros, asumir que están ahí y tener la certeza de que la mejor forma de evitar su mala influencia consiste en proponernos, de una vez por todas, a vivir el ahora; dejar de proyectar torpemente nuestros errores y frustraciones del pasado en el futuro.

Del capítulo 15. El universo está contigo

En determinados momentos nos asola un temor a no se sabe muy bien qué, se entrecruzan en nuestra mente diversas aflicciones, que seguro pertenecen a lo que fue o a lo que será; estamos en tierra de nadie, con la sensación de no contar con la solución adecuada a nada, y anidamos en esa ineficaz situación, perdiendo en ello las fuerzas que necesitamos para cumplir nuestros objetivos.
Cuando parece que la vida te dirige y no tú a ella, cuando estás en uno de esos días en los que piensas “¿Qué pinto yo aquí?” o “Esto no tiene solución” trata de aceptar todo tal y como es, no te rebeles a tu realidad, y nunca pierdas la esperanza, porque lo que haya de pasar…pasará, y eso será lo que más te conviene.
Permite que tu vida se desarrolle sin forcejear con ella; deja a un lado la precipitación y la impaciencia y acógete a la confianza. Tal vez la confianza lleve implícita cierta inseguridad, la que te recuerda que no estás llevando, en una situación crítica (en la que más necesitas echar mano de la confianza) las riendas de tu vida, pero lo cierto es que la esperanza abre tu capacidad para discernir, comprender e intuir lo que honesta e inteligentemente más te conviene.

Capítulo 16. Vives el ahora. Te encuentras con tu ser

Desde que das contigo te sorprende la luminosidad del día, todo lo que te aporta estar al corriente de ti, el porqué de cada suceso y el atractivo de todo cuanto te envuelve. Te sientes bien en tu piel. Sientes con más intensidad; inviertes el tiempo en cosas mucho más bellas. Aquel día en que comienzas la búsqueda te marcas un nuevo punto de partida y ya no deseas abandonarlo; te ocurren pequeños milagros, te asombras de las lecciones que aprendes a cada instante.
Descubres que la autenticidad es la única verdad, que es lo que te permite encontrar a Dios dentro de ti, porque uno logra su propia libertad interiormente. De nada vale para ese propósito lo que suceda en el exterior. No influyen en ello los cambios de amistades, de pareja, de ciudad, de lugar de trabajo o de ocio, los viajes aquí o allá, las aventuras ni los riesgos a los que te expones para experimentar nuevas sensaciones, en los que puede incluso peligrar tu integridad física. Todo es inútil para este fin. La libertad procede de dentro. Te haces libre si quieres y te encierras en tu propia cárcel si así lo deseas o, mejor dicho, si no te provees de herramientas para ir limando los barrotes que te retienen.
La libertad interior te lleva al encuentro contigo, a la lucidez, a ese estado de percepción equilibrada del universo al que sólo accedes cuando te liberas de tu parte tirana. Cada hecho de tu vida te presenta la posibilidad de transformarte y de ofrecer lo aprendido. Y, sin proponértelo, eres capaz de inspirar y mover en los otros lo mejor que atesoran, porque tu seguridad, tu valentía y tu honradez tienen un poder inconmensurable e infinito sobre tu entorno.

Concha Barbero
Palabras para el Bienestar
Ediciones Obelisco, 2007
96 páginas.

Puede adquirirse en:
-El jardín del libro.
-
Ediciones Obelisco
-Cualquier librería.

lunes, 14 de febrero de 2011

EL DON DE VIVIR COMO UNO QUIERE. Claves para lograrlo



ÍNDICE

Dedicatoria
Gracias
Introducción

1. LA ORIENTACIÓN DE TU VIDA

El Ser de los niños
Recobra la confianza en ti
Conoce tus frenos
Tienes poder creativo
Siempre estás a tiempo

2. EL VALOR DE LO INTANGIBLE

Ventajas del desapego
Economía de pensamiento
La conciencia del presente
El sentido del humor

3. SIÉNTETE EL MUNDO

Somos iguales
Una óptica holística
Tienes lo que das

4. ESTÁS TRABAJANDO TU SUEÑO

Periodo para la visualización y el silencio
La planificación de tu idea
Lo estás consiguiendo

EPÍLOGO: Una síntesis, a modo de guía


BIBLIOGRAFÍA


INTRODUCCIÓN

“Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles”.
(Hermann Hesse)

Cuando comencé a estructurar este libro contaba con textos que había ido redactando en momentos de inspiración y especial sensibilidad. Me gusta escribir justo cuando la vida misma me habla, así que había ido anotando aquello que, en el día a día, me aportaba enseñanza para hacer lo que más me llenaba y ser lo que deseaba. Ese fue también el método que empleé en mi anterior libro, Palabras para el Bienestar, en el que expuse cómo armonizarnos interiormente mediante la autoobservación y la toma de responsabilidad de nuestra vida.

En El don de vivir como uno quiere continúo el proceso iniciado en el primer libro y, en concreto, desarrollo la esencia del capítulo “Tienes ilusiones y proyectos”. Pongo aquí más énfasis en la importancia de profundizar en nosotros para aplicar nuestra fuerza creativa y hacer efectivo el tipo de vida que nos gustaría llevar; un objetivo que puede ser tan “simple” y tal bello como existir cautivados por lo que nos rodea o, de otro modo, descubrir un don específico, que mantenemos dormido por desconocer cómo despertarlo.

¡Qué complicado es eso de vivir como uno quiere! me decían algunas personas cuando les hablaba del título de este libro. No podía responderles con una breve explicación o resumir en una frase que sólo su patrón negativo hacía que lo fuera, porque, sin más preámbulos, podía parecer que deseaba desacreditarles. Sin embargo, así es. Lo queramos aceptar o no, sólo desde la creencia rotunda en uno mismo se puede lograr la vida que uno quiere. Y lo lógico sería que lo aceptáramos, aunque sólo fuera por sano egoísmo, por sentirnos dueños de nosotros y no dependientes de otras personas o exclusivamente de las circunstancias.
Vivir como uno quiere es, en realidad, cumplir la misión para la que se ha venido a este mundo, porque todos tenemos una y cuando la desempeñamos nos encontramos mucho más plenos. Estamos capacitados para desarrollar nuestro potencial para un fin concreto, de carácter artístico, laboral, social o personal, y su motivación principal ha de ser la de sentirnos bien y contribuir al bien común; lo segundo será consecuencia de lo primero.

Cada persona debe llegar a saber qué es lo que le seduce, pero también lo que puede llevar a cabo y si es el momento adecuado para ponerlo en práctica. Claro que una cosa suele ser el resultado de la otra: "Quien sabe qué hacer, también sabe cuándo", dijo Arquímedes.

Identificamos lo que más nos atrae, pues, y nos empeñamos en ello, pero considero que hay una serie de “normas” o claves, que pueden aprenderse, y que están muy entramadas también con la intuición. Este proceso lógico e intuitivo para vivir conforme a tus intenciones es el que intento transmitir en este libro. Considero, asimismo, que estamos integrados en un orden y un poder universal Supremo que nos da seguridad para alcanzar las metas, y al que podemos acceder tan sólo con permitirnos sentir que ya lo tenemos dentro.

Puede que lo que leas en estas páginas te haga sentir unas veces reconfortado, otras desconcertado y en otros momentos con la sensación de tener bastante trabajo por delante; quizás compruebes, por otra parte, que lo que te indico ya lo habías deducido de tu propia experiencia. Todo dependerá del estado de ánimo en el que te encuentres y, en cualquier caso, podría ser un ensayo mental de lo que apreciarás en tu propio proceso de crecimiento o de dirección gradual hacia el tipo de vida que quieres llevar. Si consigo removerte interiormente habrá valido la pena.
Para una mejor asimilación del contenido global de la obra, en el epílogo resumo cada uno de sus apartados, mediante decálogos de frases clave. Este ejercicio de síntesis tal vez te proporcione alguna respuesta para la inquietante pregunta que todos nos hacemos alguna vez:

“¿Y ahora, por dónde empiezo?”.

Mi deseo más íntimo, querido lector, es que lo que he escrito te transmita el mensaje de que estás capacitado para alcanzar tu sueño de vida o, mejor aún, que constates que disfrutar de tu vida sea, precisamente, lo que ya estás haciendo.

TEXTO DE CONTRACUBIERTA

El fin de este libro es impulsar a quienes su entusiasmo se ha ido apagando o reteniendo por los vaivenes y las represiones de la vida; a aquellos que precisan un empuje hacia una existencia más completa, mediante el desarrollo de sus habilidades o el cumplimiento de sus sueños, por sencillos o extraordinarios que sean; para quienes necesitan abrir sus mentes y acceder a las infinitas posibilidades que ofrece la vida.

Tras la lectura de esta obra, quien esté decidido a innovar tal vez pueda experimentar el ímpetu definitivo para llevar la vida que desea; quien aún no se sienta preparado o dispuesto a ello recogerá la semilla que, en el momento preciso, hará brotar toda la belleza que, como ser humano, posee dentro de sí.

ENTRESACADOS DEL LIBRO:

Del capítulo 1. La orientación de tu vida

El Ser de los niños

La clave para esta educación positiva de los más pequeños es el trabajo de las debilidades de los mayores. Así comienza el “trabajo en equipo”. Los padres queremos hijos felices, pero antes es necesario que aprendamos a serlo nosotros. Los adultos, primeramente, tendríamos que recuperar la ilusión de los niños para poder sintonizar con ellos. Después ya podríamos darles estas buenas lecciones de vida, desde el ejemplo:

Ser honestos, para que ellos lo sean.
Disciplinados, para que perciban el resultado del esfuerzo.
Pacientes, para que comprendan la importancia del equilibrio.
Alegres, para que capten que la esperanza supera al miedo.
Valientes y enérgicos, para que sepan que la ociosidad es la cárcel de la rutina.
Y darles a entender que cada una de sus vivencias ha de estar enfocada a sentirse bien consigo mismos. Este es uno de los principales secretos de la prosperidad para su futuro.

Recobra la confianza en ti

En nosotros influye y vive, pues, la genética biológica y psicológica, el inconsciente colectivo y el ambiente en el que nos desenvolvemos. Si deseamos liberarnos o transformar alguna de estas influencias, tenemos un apasionante trabajo de reconstrucción para llegar al lugar que nos corresponde, y al que sólo se accede desde la expansión de la conciencia. Porque ahora, de adultos, cuando lo que nos sucede, lo bueno y lo malo, ya depende de nosotros, y sobre todo de la actitud que tengamos ante las circunstancias que nos toca vivir, no es tiempo de quejarse de herencias emocionales, ni de solicitar permanentemente ayuda, como si aún fuéramos niños desvalidos. Bajo lo que llegamos a ser desde el aprendizaje se encuentra nuestra más pura esencia, que espera a ser descubierta amable y responsablemente. Cada uno tiene que ir resolviendo lo que la vida le pone para seguir aprendiendo, y creo que ese afán de superación es el mejor modo de percibir lo gris como rosa, las dificultades como retos, las tristezas como puentes hacia la alegría.

No tienes que llegar a un lugar concreto, sino abrir un rincón de esperanza dentro de ti ¿Cuántas veces te has encontrado pensando aquello de “me gustaría desaparecer por un tiempo, retirarme a un monasterio o perderme en el monte”? Es tu conciencia la que te zarandea para avisarte de que ya es hora de que te ocupes de ti, de que te encuentres contigo y dejes de mirar fuera. Porque ese pensamiento no responde a un deseo de esfumarte, sino de imaginarte en un tranquilo entorno en el que, desde lo más hondo de ti, puedas experimentar el gozo de la libertad.

Conoce tus frenos

Somos muy válidos. Normalmente, acudimos a la llamada de nuestros seres cercanos cuando nos necesitan, nos prestamos incondicionalmente a ayudar a hijos, padres, amigos y conocidos; cumplimos los encargos de nuestros jefes con gran eficacia; somos buena gente y estamos siempre ahí, para lo que haga falta. Todos nos hemos visto echando una mano a otras personas ante numerosos apuros, en situaciones en las que otros necesitan de nuestro apoyo y decisión, pero… ¿Y con nosotros? ¿Qué sucede con nosotros? ¿Por qué no atendemos a nuestras inquietudes? ¿Nos ayudamos todo lo que necesitamos? Si lo analizamos fríamente, la respuesta suele ser “no”. Sin ser conscientes de ello, este alejamiento de nuestra fuente de deseos nos lleva a autolimitarnos constantemente, porque el ego, fortalecido por la excesiva atención a lo exterior, nos va cubriendo con un surtido de miedos y desconfianzas que nos van apartando del crecimiento.

Son diversas las barreras que construimos para alejarnos de nuestros objetivos; el conocimiento y la superación de estos topes son decisivos para continuar en la línea de progreso, de serenidad o de delirio creativo, que conjugará nuestra vida y nuestros intereses.

Tienes poder creativo

No hay que buscar desesperadamente nuestro propósito, sino hallarlo como consecuencia de permitir que surja. Es decir, que lo que estamos llamados a ser, sea, sin impedir que se manifieste, que, sin embargo, suele ser en lo que más nos empeñamos. Tampoco hay que hacer cosas extravagantes para vivir situaciones creativas, sino limpiar el prisma para verlo todo claro y distinto, sabiendo que disponemos de una fuente infinita de recursos. Nos espera una estimulante aventura creativa cada día; podemos resistirnos a ella o darle curso.

Cuando tu pensamiento sea provechoso haz que sea también original, diferente. Diseña una parcela en la que te construyas a ti mismo, distinta a la que te has encontrado. Sé actor y no solo espectador. De lo contrario, repetirás los mismos errores neuróticamente y la rueda del automatismo te devolverá al lugar inicial. Comienza por estar atento a lo que puedes aportar. Si lo que consideras que te diferencia pudiera parecer extravagante recuerda que sólo los atrevidos abren brecha. Temer a la sociedad, a la familia o a las distintas jerarquías que sientes sobre ti, pero que realmente no son tu peso, supone perder tu particularidad, tu naturaleza específica, disipar tu frescura en favor de una idea externa, indefinida. Sobre ti sólo hay una posibilidad: elevarte.

Siempre estás a tiempo

“Ya es demasiado tarde” es la excusa que ponemos cuando, a pesar de haber vivido tanto, aún no hemos aprendido que nunca lo es. La última etapa de nuestra vida es ideal para poner en práctica esas aficiones que no nos permitieron llevar a cabo las obligaciones cotidianas, las prisas, los hijos y los compromisos profesionales de nuestra vida “activa”. Ahora podemos dedicarnos, plácidamente, a pintar, escribir un libro, hacer manualidades, impartir conferencias por el placer de transmitir y compartir experiencias, elaborar una guía de viajes, aprender a tocar un instrumento, bailar, participar activamente en organizaciones humanitarias, cantar en una coral, pasear o sentir en toda su plenitud la belleza de la vida que, precisamente porque se acorta, merece ser aprovechada. A esas alturas ya debemos estar más que convencidos de que el mayor de los éxitos es recrearse con el encanto de las cosas buenas.

Lo que hemos deseado durante tantos años -ser dueños de nuestro tiempo- lo tenemos a nuestra disposición. Podemos poner en marcha valiosas ideas, que, de otro modo, podrían quedar paralizadas por creer que no estamos a tiempo, pero ¿A tiempo de qué? Al presente no se llega, se está en él, se es y se actúa. Podemos enfocar la mirada al horizonte, sin prisas, y quedar cautivados por la divinidad de un paisaje, por el contraste de las hojas verdes de los árboles con el azul del cielo, por el canto de un pájaro o por el “sonido” del silencio, sin prisas, maravillándonos de la sacralizad de cualquier cosa.

Del capítulo 2. El valor de lo intangible

Ventajas del desapego

Sentirse acompañado, tener cosas y disfrutar de ello es muy válido, pero siempre que nuestra felicidad no esté encadenada a su posesión. De lo contrario, sufriremos por el miedo a la pérdida, ante la creencia de que cuando nos falten esos objetos o esos seres que creemos imprescindibles para sentirnos bien, nos encontraremos desamparados. Es decir, los objetos de nuestro interés nos aportan una sensación de plenitud tan pasajera como el tiempo que permanecen con nosotros. Cuando dejamos de controlar o poseer a esas cosas o, aún peor, a las personas (que, en ese supuesto, utilizamos como objetos), nos hallamos vacíos. El desapego es la solución.

Desapego no es desidia, ni desafecto, sino vivencias reales, sin enaltecer una realidad inventada por el ego o fundamentada en el pasado y en el futuro. Desde la libertad interior se actúa libre de anhelos, y en esa presencia consciente lo más gratificante de la vida es vivirla.

Economía de pensamiento

La reiteración de pensamiento inútil supone un gasto energético ingente, que termina transformándose en negatividad, así que, si consideramos este hecho objetivamente, debiéramos evitarlo, pero nos resulta muy difícil liberar la mente de juicios y preocupaciones que revolotean insistentemente en nosotros y nos distraen. La meditación sirve (si es que se le puede aplicar este verbo) para ahorrarnos ese pensamiento sobrante y silenciar la continua charla mental, que no deja lugar para nuevas inquietudes. La mente se calma a través de ella y se vuelve diáfana. Tras la calma llega la lucidez y, de su mano, la fuerza necesaria para que surjan y se desarrollen las nuevas ideas. Lo que intuíamos que debía manifestarse, se convierte con su ayuda en un hecho.

Nos pasamos buena parte de nuestra vida resistiéndonos a todo, huyendo de lo que somos y, en ese sentido, la meditación nos calma y nos centra, porque con ella acaba la huída y la presión exterior, al encontramos con nuestro verdadero fondo. Rompemos momentáneamente las ataduras y podemos abrir un paréntesis de luz, que, si se ejercita, se convertirá en una situación habitual y placentera.

La conciencia del presente

La mayoría de las personas que hablan mucho de su pasado o se preocupan por su futuro lo hacen desde el egocentrismo y porque no están conformes con lo que tienen en su presente, y la causa de no estarlo es precisamente la recreación de esos viajes improductivos al tiempo inexistente. Es cierto que la nostalgia tiene un componente poético, que puede tener cierto encanto o utilidad cuando nos sirve para disfrutar del presente, pero aferrarse sólo a lo vivido puede ser un síntoma de querer huir de lo que tenemos ante nosotros o paralizar lo que aún nos queda por hacer y sentir. Y esto es un indicativo de nuestra incapacidad para agradecer las oportunidades que se nos presentan permanentemente.

Hace unos días contemplé un amanecer espectacular. De camino al trabajo, iba dejando tras de mí un cielo casi indescriptible: bolitas superpuestas de algodón, tocadas por el gris de las sombras aún nocturnas, se iban elevando para dar paso a un intenso brillo, que se manifestaba progresiva y dulcemente sobre la montaña. Casi peligra mi integridad porque no podía apartar la vista, por los espejos retrovisores, de semejante espectáculo visual. La luminosidad inicial formaba una franja bien delimitada, como trazada deliberadamente por las nubes y la tierra, que animaba a retirarse, de forma pacífica, al rizado “tejido” gris azulado. Mientras contemplaba este delirio de belleza, me preguntaba cuántos amaneceres me había perdido todos aquellos años en los que me sentía separada de la naturaleza... y atada a la confusión, a lo que sucedió o a lo que podría suceder...

En el trayecto, intentaba captar la expresión de los que venían conduciendo por el carril contrario, que se encontraban de cara con esta maravilla en la que todo posee un significado, y trataba de adivinar de una ojeada en qué etapa de sus vidas se encontrarían... Si ya estarían aquí, en el ahora, en el único espacio y lugar donde las cosas suceden...

El sentido del humor

Quienes han conseguido llevar a cabo sus ideas seguro que se habrán apoyado, en más de una ocasión, en el sentido del humor, bien para relativizar cualquier “inconveniente” o para aumentar su fortaleza. Obsérvales y comprobarás que su buen carácter no es una consecuencia de su triunfo, sino que han logrado lo que pretendían precisamente por su espíritu alegre y optimista. Nos gusta estar con ellos porque desprenden equilibrio, al que les lleva la satisfacción interior, lejos del pesimismo. Su seguridad procede de la mirada positiva. No se preocupan ni preocupan, porque cada conflicto que se les presenta lo llevan al terreno del aprendizaje. Y esta forma de vida procede de alegrarse por saber reconocer la generosidad de la vida y de todo lo que nos ofrece, sin necesidad de poseerlo.

Del capítulo 3. Siéntete el mundo

Somos iguales

Tú eres una prolongación de mí y yo de ti, y ambos lo somos del mismo universo. Cuanto más conscientes somos de ello más nos acercamos a la totalidad y, paralelamente, a nuestros propios objetivos. Así que, si no nos gusta el mundo lo más sensato es empezar por cambiarlo en nosotros, y eso, a la larga, nos reporta muchos beneficios, dos de ellos tan valiosos como la libertad y la consecución de nuestros anhelos.

Si pudiéramos acceder a la historia profunda de cada ser humano encontraríamos motivos para ser como son, entenderíamos por qué se han separado del resto y entonces les asemejaríamos tanto a nosotros que practicaríamos sin esfuerzo la empatía o la capacidad de ponerse en el lugar del otro, siendo consciente de comprender y apreciar sus sentimientos. Es imposible juzgar, odiar o recelar de nadie si sabes que cuando haces eso con otras personas te lo estás haciendo a ti. La pega es que esto se nos suele olvidar. Pero, desde la asimilación y comprensión de nuestra similitud, evitamos la presión que supone vivir en competición o con miedo a la usurpación de “lo nuestro” y, en ese caso, lo haremos conforme a nuestro enfoque interno, sin condicionantes, sino desde el simple y noble deseo de ser felices y contribuir, con nuestra positividad, a la armonía universal.

Una óptica holística

Los humanos tenemos el concepto erróneo de que somos entidades independientes, y eso nos hace caer en la distancia, pero también en la uniformidad. La propia “masa” humana parece un batallón uniformado y alineado en el que escasea la originalidad y el intercambio. Sin embargo, estamos preparados para vivir en permanente colaboración. La danza en la que participamos dibuja su coreografía, principalmente, desde la energía e información que nos mueven, y lo hace partiendo de una misma y única raíz. Así, la teoría holística defiende que la realidad es un todo, distinto de la suma de las partes que la componen, y el hombre una unidad física, mental, energética y espiritual, aunque, a veces, todo lo que vemos parezca una distorsión absurda y rota en la que se esconde, aturdida, el Alma universal.

Ciencia y humanismo se van dando también la mano en esta etapa, para constatar que las mentes están enlazadas y que cada cuerpo es el universo expandido sin límites. Lo palpable está soportado por un tejido indivisible. Todo es lo mismo, lo único que cambia es la forma con que percibimos cada objeto o cada ser vivo. En este sentido, los seres humanos deberíamos tomar la lección de unidad que nos da la naturaleza.

Tienes lo que das

Ayudar es ayudarse; las personas que dedican su vida a causas nobles coinciden en que no hay diferencia alguna entre dar y recibir. Dedicarte a hacer efectiva alguna faceta con la que puedes alegrar la vida a otras personas es una prueba de hermandad y desprendimiento. Haz pequeños ensayos y observa los resultados. Si has sentido la llamada del "despertar" tienes una gran responsabilidad, no sólo con tu vida, sino también con la de todos, pero esa responsabilidad es un aliciente hermoso para vivir.

Ahora bien, entrégate, sí, pero sólo hasta donde puedas. Pon tu generosidad en todo cuanto hagas, pero no sobrepases el límite en el que te hagas daño a ti mismo, o en el que asumas cargas que otros no hayan querido aceptar como suyas, porque agotarás tus fuerzas y, de ese modo, quizá no estés demostrando interés puro por los receptores de ese desgaste. Con ese proceder estás exhibiendo un exceso de celo por la vida de otros y muy poco por la tuya. Probablemente estarás impidiendo que avancen por sí mismos y cediendo algo de ti a quien no te ha solicitado nada. A veces, no ayudar es, en sí misma, la mejor de las ayudas. No estamos aquí para llenar el vacío de nadie, sino para llenarnos de amor y repartirlo sin que medie el interés.

Del capítulo 4. Estás trabajando tu sueño

Periodo para la visualización y el silencio

Antes de ponerte en marcha, es muy útil llevar a cabo un proceso de visualización (que no tiene por qué practicarse en un momento concreto, sino que puede iniciarse desde que sabes lo que realmente “persigues”) en el que imagines cómo llevarías a efecto todo lo que tienes en mente, tal cual te gustaría que se desarrollara. La mente crea la realidad y el universo es nuestro aliado, porque nos ofrece una interminable secuencia de sueños para que elijamos el que nos haga sentirnos cocreadores del mundo; el desafío personal es poner nuestra atención en uno de esos sueños y alimentarlo, deseando que se cumpla; después, hemos de dejar que así sea, sin entorpecerlo con los miedos que ya hemos afrontado o, al menos, conocido.
Clarificada tu mente, dibujada tu nueva vida y dispuesto para lo que ha de venir, ahora, probablemente necesites hacerte un regalo: soltar el control, distanciarte del resultado. Consentir que lo que has imaginado suceda.

La planificación de tu idea

Disciplinarse supone actuar de una manera ordenada y comprometida, tanto en el ámbito material como en tu fuero interno. Siempre hemos tenido el concepto de que resulta más difícil autoimponerse unas normas que acatarlas cuando la orden procede de fuera; nos creíamos marionetas al son de quien pretendiera mover los hilos que nos enganchan a la vida. Sin embargo, a estas alturas ya hemos dejado a un lado este concepto y estamos totalmente convencidos de que la eficacia del proceso depende de nuestra propias directrices, y que, además, constituye un recorrido mucho más placentero y flexible. Experimentarás un gran regocijo al pararte a pensar en lo que estás emprendiendo y en el deleite que te irá aportando su desarrollo. En los momentos más inesperados, por ejemplo, cuando estás haciendo algo que demanda tu cotidianeidad, te adviene una ráfaga de alegría, que procede de recordar que lo que guardas como algo tan tuyo que inunda todo tu ser, porque sólo de ti ha partido, está madurando y no tiene límites.

Llevar un método de trabajo continuado, aunque sin excesivo celo, va atrayendo el orden a tu vida. Es curioso experimentar que, mientras todo se va ubicando en tu interior, de forma simultánea, se coloca también fuera de ti; algo tan trivial como los objetos que hay a tu alrededor (papeles del trabajo, cosas de la casa...), o más complejo, como las relaciones personales, ocupan su espacio. Vives una especie de armonía integral, que parece haber llegado aparentemente por sí sola, pero eres tú y tu actitud la que la han propiciado. Has dado intensa Vida a tu vida y Ella te acompaña, y te toma cálidamente de la mano.

Lo estás consiguiendo

El milagro se presenta a través de acontecimientos “fortuitos; casualidades que van diciéndote que no solo se está haciendo efectivo tu sueño, sino que también mereces que así sea. Y todo eso se te presentará porque tu mirada es ahora cristalina: todo es más fácil (el trabajo “duro” ya lo has hecho; te has responsabilizado de ti) y sabrás llevar tu nueva vida a efecto desde la calidad y la humanidad. Resultarás ser una persona satisfecha, sin que se hayan dado sucesos transcendentales fuera de ti. Todo lo extraordinario que te está pasando es la derivación de las consistentes raíces que has plantado en tu interior.

El equilibrio procede de la unión contigo mismo y, entonces, además de ver cumplido tu sueño, vives experiencias que dan significado a tu paso por el mundo

A partir de ahora, tu vida será dinámica, nada aburrida, innovadora. Y, dado que has detectado que todo depende de tu actitud y de tus elecciones, vivirás con la seguridad de poder seguir descubriendo lo más íntimo y valioso, modificando lo que necesites en cada momento.


Concha Barbero

El don de vivir como uno quiere.
Claves para lograrlo.
Ediciones Obelisco, 2010
144 páginas.


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